Todos los alimentos necesitan unas condiciones para poder conservarse en estado óptimo. El vino no podía ser menos. Y si es buen vino, es más recomendable todavía. Asimismo, no es lo mismo conservar un vino blanco que uno tinto. Os describimos una serie de consejos para mejorar la conservación del elixir de los dioses.
En primer lugar, los vinos blancos son recomendables que se conserven en la nevera, así como sacarlos 15 minutos antes de su consumo para atemperarlos y que no reduzcan su perfil aromático.
En el caso de los vinos tintos, es recomendable enfriarlos en la nevera 15 ó 20 minutos antes de su consumo para evitar el despunte del alcohol.
En cuanto a su temperatura, si está en un lugar no refrigerado, lo ideal sería conservarlo a una igual o inferior a 15 grados, ya que si fuera mayor aumentaría la actividad microbiana y se alterarían los componentes del vino. Asimismo, se debería evitar cambios bruscos de temperatura, siendo lo más estable posible, y estar en un lugar ventilado. Para evitar estos cambios lo ideal sería tener un lugar oscuro y climatizado, por lo que debe prescindir de la iluminación excesiva.
Tampoco es recomendable una humedad excesiva, aunque es bueno que esté entre el 60 y el 80 por ciento, ya que el corcho puede resentirse. Por ello, el trastero o el garaje son buena opción para la conservación. Y siempre en postura horizontal, para mantener el vino en contacto con el corcho para que no se seque.