Aunque suene a tópico o pueda dársele un sentido erróneo, verdaderamente (eso sí, siempre con moderación) existen muchos momentos en los que se puede disfrutar de un buen vino. Eso sí, buscando siempre la calidad de los mismos. Parece una obviedad, pero existen muchos momentos en nuestro día a día, en particular, y en nuestra vida, en general, en los que podemos disfrutar de una buena copa de vino. Siempre con moderación, aquellos momentos que dejan un grato recuerdo para nosotros pueden dejar también un buen sabor de boca. Un almuerzo en familia, una cena de amigos, un rato en nuestro lugar de descanso, un motivo de celebración en pareja… Todas esas situaciones pueden ser aprovechadas para poder degustar esta bebida de los dioses. Por supuesto, y teniendo en cuenta de que existen tantos gustos como colores, siempre cada cual elige su vino preferido para poder disfrutar aún más si cabe de estos placeres que nos otorga la vida.
Para poder disfrutar de un buen vino, se tienen en cuenta una serie de condiciones o consejos, como, por ejemplo, saber el origen del mismo. Cierto es que cada uno de nosotros podemos tener preferencia por los vinos de nuestra zona, los que producimos -y de paso aprovechamos para vender su imagen-, o con los que guardamos algún tipo de vinculación (familiar, profesional, amistad…). Pero es verdad que podemos descubrir otros vinos, sabiendo de dónde proceden y a cuál D.O. pertenecen, según nuestro gusto, ya que hoy en día existe mucha información de los mismos. Es bueno, si tenemos posibilidad, dejarnos aconsejar por voces expertas. En las etiquetas de las botellas y en las tiendas online encontraremos toda la información necesaria.
Luego, debemos cuidar el vino, conservarlo y servirlo a la temperatura ideal, teniendo en cuenta que cada uno tiene unas condiciones especiales. Por supuesto, saber servir el vino es cuestión de actitud, y de costumbre. No romper el corcho, saber sacarlo, y limpiar la boca de la botella son requisitos fundamentales para degustar en condiciones óptimas el vino. Asimismo, es importante no mezclar diversos vinos, pues nuestro paladar pierde percepción de los mismos. Y finalmente, debes degustarlo lentamente, con pequeños sorbos, aireándolo, y disfrutando de un momento único e irrepetible. Eso sí, probar por probar tampoco es una opción recomendable, ya que todos no tenemos el mismo gusto.
En definitiva, Sólo debes consumir aquellos vinos que complementen tu momento de felicidad, y con los que disfrutes realmente. De esta manera, conseguiremos que el vino sea realmente una fuente de felicidad.