La barrica ha sido tradicionalmente un recipiente para conservar el vino, ya que siglos atrás se utilizaba para el transporte en barco. Una de las principales características de la barrica es que aporta longevidad a los vinos, y es que todos los vinos de gama alta pasan entre 12 y 36 meses en la barrica.
En cuanto a los materiales de las que están formadas, los más utilizados son las maderas de roble francés y americano. Son unas maderas que al tener una alta porosidad permiten una microoxigenación del vino, lo que hace que la evolución sea más lenta, estabiliza el color, aporta aromas y sustancias fenólicas como son los taninos.
La madera de la barrica francesa tiene los poros más pequeños, por lo que le aporta al vino más características en boca; mientras, la americana, al tener los poros más grandes aporta más aromas a madera. Actualmente, dependiendo de cada bodega, las barricas se utilizan para aportar características al vino o para simplemente conservación y almacenamiento.
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