Proveniente de Córdoba, específicamente de las bodegas Toro Albalá de Montilla de Moriles, nos encontramos con este Pedro Ximénez envejecido en botas de roble americano durante casi 30 años. Es un vino brillante, con reflejos verdosos, muy fresco y ligero por su acidez, dulce pero también aterciopelado y refrescante.
Es un vino muy fino, que supera los 14 años, tiene un color ámbar muy oscuro, al olfato tiene notas muy bien definidas de avellana que recuerdan a su crianza bajo flor. Al probarlo puede ser muy seco, amplio y equilibrado.
De color caoba brillante, de una intensidad aromática peculiar de notas punzantes a frutos secos como la avellana que las encontramos también en su sabor. Es bien equilibrado y ligeramente seco, queda con una gran persistencia en boca.
Este vino Valenciano posee una intensidad aromática muy alta a fruta tropical, a piña para ser exactos, es muy maduro, con un fondo lácteo y a fresas. Tiene un peculiar color rojo de tonos naranjas pálidos. En boca puede ser impactante, con mucho peso a fruta madura, resaltando en el fondo sabor a frutos rojos y caramelo, de una muy buen acidez.
Un vino blanco de crianza en barricas de roble húngaro durante varios meses. Vino de mucha calidad, con visa de color amarillo pálido y reflejos verdosos, en la nariz podéis encontrar notas minerales, frutales y cítricas. Al momento de beberlo os encontraréis con un vino untuoso, fresco y afrutado.
Moscatel al 100%, considerado un vino de postre en sí mismo este, posee un color dorado, de aromas potentes donde encontraremos notas de flores, frutas escarchadas, hierbas de tocador, y cítricos. Al momento de probarlo os encontraréis con un dulce y sabroso vino de sabor frutal y buena acidez.
Esta es nuestra lista de vinos que sirven de cura para el invierno, unos como acompañantes de nuestros platos favoritos, otros que se pueden disfrutar con postres, y nuestros favoritos, los que podemos beber solos.